Add parallel Print Page Options

Otros cuatrocientos cincuenta metros después me llegaba a la cintura. Pero cuatrocientos cincuenta metros más adelante había llegado a ser un río tan profundo que no podía cruzarlo salvo que nadara. Era demasiado profundo para cruzarlo a pie. El guía celestial me dijo que tuviera en cuenta lo que había visto, luego me llevó de vuelta por la ribera.

Y ahora, ante mi sorpresa, ¡muchos árboles estaban creciendo a ambos lados del río!

Read full chapter